LAS CLÁSICAS GOMAS DE BORRAR PARA EL COLE


SI PASA EL RATÓN POR ENCIMA DE LA IMAGEN PODRÁS VERLA A COLOR


¿Cómo podía faltar en nuestro estuche del cole una goma de borrar? de Milán, de Factis, de Pelikan, eso era impensable. Todos llevábamos una y el más listo dos, no fuera que te la quitara un compañero de clase en uno de esos descuidos en los que te ibas al baño o cuando salias al recreo, y cuando ibas a tirar mano de ella para borrar los resultados de las restas, ya podías buscar en el estuche que no la encontrabas por ningún lado.

Pero la mejor de las gomas de borrar que descubrimos en nuestra infancia, a pesar de no servir para otra cosa que para romper la hoja de la libreta, eran las gomas de borrar para la tinta del boli, así tal cual, como por arte de magia.

Que alegría sentimos todos los niños de la época cuando empezaron a venderlas. Ya no íbamos a tener más broncas de los profes por llevar las libretas llenas de tachones y nuestros padres más felices que unas perdices. La desilusión fué descubrir que borraban fatal y que si te pasabas dándole al borrador demasiadas veces sobre la misma zona, terminaba  rompiendo el papel, lo que era aún peor.  Menudo desastre. Pero bueno, nos sirvió para tener otra goma más en nuestra colección y para presumir con aquellos que aún no la tenían.











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